lunes, 21 de mayo de 2012

España se rasga

Llega la hora de Mas (Artur Mas)
CiU prevé un enfrentamiento con Madrid sin precedentes si fracasa el pacto fiscal
El gobierno pretende asegurar la viabilidad de la hacienda propia
Duran busca el PSC para evitar el choque de trenes
España se rasga
"Con las condiciones que España impone, Cataluña no es viable."
Ante este pronóstico, Jordi Pujol ha construido una disyuntiva que se ha convertido en el epílogo de la legislatura de Artur Mas: residuales o independientes.
El presidente de la Generalitat ha planteado una firme apuesta por la independencia fiscal, la hacienda propia, con dos escenarios posibles: el del pacto con Madrid o el de la ejecución de la recaudación tributaria sin el permiso del Estado.
Si fracasa el intento de acuerdo con Mariano Rajoy, el entorno de Mas da por hecho un enfrentamiento con Madrid sin precedentes.
Pero la decisión final dependerá, tan sólo, del presidente, que ante la dicotomía de Pujol tendrá que elegir entre la gestión de la residualización o el liderazgo de un proyecto para una Catalunya soberana, con riesgos inexplorados.
La asfixia de Rajoy
La hora de la verdad, en diciembre.
De ahí en julio Mas escenificará el último intento por ampliar el consenso político por el pacto fiscal.
Acabará la tanda de entrevistas con los líderes de todos los partidos, los convocará después a una cumbre conjunta y, finalmente, la propuesta de la nueva financiación se someterá a votación en el Parlamento.
Después del verano se abrirá formalmente la negociación con Rajoy, que el Ejecutivo prevé cerrar a finales de año.
El gobierno español ha reiterado que la reclamación catalana no tiene camino por recorrer fuera del régimen de financiación común.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, situaba esta semana la demanda de Mas en el ámbito de la ilusionismo y del "fantasear".
Rajoy, sin embargo, no sólo practica la tacañería verbal.
Desde el principio ha optado por ahogar las finanzas de Cataluña en los presupuestos del Estado, recortando las inversiones a la mitad y excluyendo las deudas del Estatuto.
La actitud española ha desencadenado el alejamiento definitivo entre la federación y el PP y el inicio de la vertebración de una alianza a corto plazo con ERC en el Parlament.
La federación ha tenido que acelerar el calendario con el que había concebido la legislatura.
Una de las preguntas más formuladas en las filas de todos los partidos es por qué Rajoy mantiene esta actitud con Cataluña, teniendo en cuenta que CiU sólo exigía los 211 millones de la liquidación del 2009 de la disposición adicional tercera para avalar-le los presupuestos:
¿ahogo premeditado o error de cálculo?
Dentro de la federación nacionalista hay diputados que trazan paralelismos entre la situación actual y la del 1898.
España no supo prever la pérdida de Cuba, recuerdan, y tampoco es capaz de ver ahora la situación límite que vive Cataluña.

A la asfixia de recursos, hay que añadir la reordenación competencial con que amenaza Rajoy y la construcción de un discurso antiautonòmic ajustado a las exigencias de reducción del déficit.
Se trata de un replanteamiento del Estado de las autonomías que avanza en la dirección contraria en Cataluña: mientras que hay territorios que se avendría al retorno de competencias-como la Comunidad de Madrid-,
el catalán exige el control de los recursos para poder financiar el autogobierno con garantías.
De la denuncia a la acción
En la transición nacional de Mas, la ciudadanía tiene asignado un papel protagonista.
Si Rajoy rechaza el pacto fiscal, CiU asegura que a finales de año se planteará la convocatoria de elecciones anticipadas o de una consulta sobre la hacienda propia.
La federación buscará una legitimación democrática para emprender la recaudación efectiva de todos los impuestos.
Esta era la propuesta, en definitiva, que han lanzado entidades como Òmnium Cultural por si fracasa el intento de entendimiento.
El ejecutivo cuenta, por tanto, con una base importante de la sociedad civil catalana, pero CiU no sólo espera contar con el espectro soberanista.
Quiere los agentes económicos y sociales, desde las grandes empresas hasta los sindicatos pasando por La Caixa.
El gabinete de Mas, para ello, insiste en la necesidad de garantizar la pulcritud del proceso.
Trabaja para ofrecer garantías en la recaudación tributaria catalana.
Seriedad, en definitiva, que genere confianza a la ciudadanía para cuando llegue el momento de hacer la llamada definitiva.
Un millón y medio de catalanes salieron a la calle para rechazar el recorte del Estatut por parte del Tribunal Constitucional y reclamar, en su mayoría, la independencia del país.
¿Pero obedecerá su gobierno si es que llega la hora de desobedecer Madrid y asumir riesgos reales?
La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, ya sacó el espantajo de las pensiones en el último pleno del Parlamento, recordando que las paga Madrid.

Este es el choque de trenes, la metáfora política más recurrente de las últimas semanas.
La locomotora española y la catalana avanzan de momento a toda velocidad y por la misma vía.
Josep Antoni Duran Lleida pide un cambio urgente de agujas.
El líder de Unió se volcará en evitar la colisión intentando arrastrar al PSC a la reclamación del pacto fiscal.
Los socialcristianos consideran que el hecho de que los socialistas catalanes se añadan al consenso ciudadano puede hacer abrir los ojos a Rajoy y desencadenar un gesto español definitivo.
Ahora bien, ERC ya ha avisado que no aceptará que la entrada de Pere Navarro agüe la propuesta pactada durante la comisión del concierto económico.
Duran, además, dejó entender durante el congreso de Unió que no aceptará que CiU incorpore el estado propio en el programa electoral de las próximas elecciones.
La hacienda propia, sin embargo, se da por incluida ante la evidencia de que la federación no podría concurrir de nuevo a unos comicios con la propuesta del pacto fiscal.
Bomba de relojería
La única variable que, según fuentes de la federación, podría descuadrar el diseño estratégico de este 2012 es una hipotética intervención europea del Estado español o una intervención de Cataluña por parte del Ejecutivo español.
El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, y el propio Mas han declarado públicamente que descartan esta última variable.
El déficit, sin embargo, amenaza con convertirse en una bomba de relojería.
El gobierno de la Generalitat tendrá serias dificultades para ajustarse al 1, 5% del déficit que le reclama Madrid.
Mas ha aceptado aplicar las medidas sanitarias, en enseñanza y universidad dictadas desde La Moncloa, pero sigue pensando que no serán suficientes para ahorrar el 2,2% del PIB que se le exige.
Paradójicamente, además, Catalunya es el territorio que ha comenzado más temprano a recortar el gasto y arrastra un déficit fiscal anual del 8% del PIB desde 1986.
Desde entonces y hasta 2009 (el último año estudiado en la balanza fiscal) los catalanes han aportado 213.963 millones de euros que no han vuelto.
La cifra engorda cada año. ¿Hasta cuando?
213.963 millones de euros han aportado a los catalanes del Estado y no han vuelto desde 1986 hasta 2009.
2.428 millones de euros calcula la Generalitat que deberá pagar este año por decisiones tomadas desde
Madrid.
8.605 millones debe el Estado en Cataluña. La cifra incluye, entre otros, las deudas del Estatuto y el de las infraestructuras.
43 céntimos de cada euro que el Estado recauda en Cataluña no vuelven. En el cálculo, se excluye la Seguridad Social y el paro.

¿Cómo nos ven fuera de Cataluña?
Las relaciones entre Cataluña y España no pasan su mejor momento.